ROMANCERO NEGRO -Treinta poemas de sexo, crimen y desamor-

 

ROMANCERO NEGRO -Treinta poemas de sexo, crimen y desamor-

Autor: JOSÉ LUIS GRACIA MOSTEO
 
Fecha: 30-enero-2017
ISBN: 978-84-16299-51-5
Materia: Poesía
 
Colección: Generación del Vértice
Encuadernación: Rústica con solapas
Formato: 12CMx19,5CM
Nº de páginas: 68
 
Referencia: GV-159
 
 
10,00€

Un jurado presidido por José Manuel Caballero Bonald, y compuesto por Luis García Montero, Jesús García Sánchez, Benjamín Prado Rodríguez y Marta Segarra Juárez eligió este libro, presentado con el lema de El cantar del lumpen, finalista del Premio Fray Luis de León 2013 de Poesía el 12 de junio del 2014 en la ciudad de Cuenca.

Prólogo: Montero Glez

Siempre he pensado, comenta el autor, que la mayoría de las composiciones del Romancero Viejo e incluso Nuevo están basadas en hechos reales, al fin y al cabo en una época en la que no existía Internet ni whatsapp, los romances eran los lentos noticieros que traían y llevaban esas historias que a todos nos apetece escuchar: héroes que combaten sin miedo, amores contrariados o venganzas truculentas. Es verdad, sí, que los primeros fueron fragmentos de cantares de gesta, pero luego la temática se amplió y se pueden encontrar tanto épicos como líricos y novelescos, por no seguir más, pero todos tienen en común un poso de verdad; no en vano la literatura española, a diferencia de la francesa e inglesa, es sobre todo realista; la narración de eso que Unamuno llamaría intrahistoria; un espejo cóncavo, convexo o liso. Es lo que he intentado al husmear en los periódicos y noticiarios de España, Argentina o México: seleccionar las noticias que me conmovían para luego convertirlas en romances. Para ello, hurgaba en las hemerotecas y la Red, y llamaba a los hospitales, comisarías y juzgados del sitio donde se habían producido; me presentaba como escritor, hacía mil preguntas e intentaba reconstruirlas. Naturalmente, no siempre era comprendido y me han llamado “pinche juntaletras”, “gallego boludo” o “gacetillero huevón”, pero al final conseguía acercarme a lo que había detrás. Llegaba, entonces, la segunda parte: buscar el tono, la persona y el enfoque; convertir aquellos ladrones, sicarios, traficantes y prostitutas en versos; hurtar el carácter periodístico para convertirlo en literario; poner en octosílabos prietos y asonantes, unas vidas empapadas en droga, sangre y persecución. Eso era lo más difícil; lo que no sé si he sabido hacer...



 
 
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